En muchas situaciones, como cuidadores habrá que trabajar con una persona con movilidad reducida, y esta tarea puede llegar a ser compleja a la par que exigente. Es por ello que a continuación se muestran una serie de recomendaciones y cuidados a implementar en el momento que sea necesario realizar grandes esfuerzos con una persona que tiene problemas para moverse.
¿Qué significa tener movilidad reducida?
Las personas que tienen movilidad reducida son aquellas que tienen limitada la capacidad de moverse sin ayuda de forma permanente o temporal.
Es un término más amplio que la sola consideración de personas con discapacidad y es muy utilizado en la accesibilidad.
Las personas con movilidad reducida son aquellas que tienen su condición de discapacidad igual o superior al 33% y por tanto tienen dificultades funcionales para utilizar transporte colectivo o deambular con autonomía.
La comunicación será clave en todo el proceso
Uno de los primeros pasos a la hora de adaptar los cuidados a una persona con movilidad reducida es mantener una comunicación fluida en todo momento.
En muchos casos, esa persona puede ayudar al cuidador con su movilidad limitada, inclinándose hacia adelante o empujando con las extremidades.
No obstante, cada caso es distinto, y hay quien puede reaccionar con ira y agresividad. Esto es común en personas mayores y, sobre todo, en quienes presentan deterioro cognitivo que afecta a la zona prefrontal. En estos casos, jamás hay que gritar o recriminar nada al enfermo o anciano.
La clave será trabajar muy bien la comunicación no verbal y mantener siempre un tono relajado, al mismo tiempo que armarse de paciencia para esperar a que la persona con dependencia realice los movimientos necesarios.
Adaptar el entorno físico
Otra de las recomendaciones para garantizar el éxito de estos cuidados será disponer de un espacio libre de obstáculos y habilitarlo para cada situación concreta. Por ejemplo, eliminar barreras arquitectónicas, instalar rampas, pasamanos y asegurarse de que los espacios sean amplios para facilitar el movimiento.
El aseo es otra de las zona del hogar en el que más tiempo se puede dedicar. Por ello, será necesario adecuar el baño: Colocar barras de apoyo, asientos de ducha y superficies antideslizantes para prevenir caídas.
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Usar ayudas técnicas
A día de hoy existen dispositivos para favorecer la movilidad, como es el caso de sillas de ruedas, andadores o grúas de traslado de personas mayores, que pueden facilitar el movimiento y reducir el esfuerzo físico del cuidador.
Hay que tener en cuenta que, en muchos casos, los cuidadores tienen que hacer frente a pesos muy elevados y esto a la larga puede hacer que zonas clave del cuerpo como la espalda o las rodillas se resientan.
Del mismo modo, la tecnología a distancia permite pedir ayuda en cualquier momento ante situaciones complicadas. Por ejemplo, lo pulsadores de aviso permiten a la persona solicitar ayuda de inmediato, proporcionando seguridad y tranquilidad.
Conocimiento de la higiene postural
La movilidad es otro aspecto esencial del cuidado de una persona con movilidad reducida. Hay que ayudarla a desplazarse y a realizar cambios de posición periódicos y asegurarse de que lo realiza con seguridad y sin dolor. Al ser las movilizaciones altamente exigentes, tener una postura y una técnica correcta será clave para evitar lesiones tanto a la persona que cuida como a la que es cuidada.
Por ello, conocer de primera mano algunas de las posiciones anatómicas más conocidas como la posición Fowler, ayudarán mucho a realizar maniobras con seguridad.
Otra recomendación es cambiar la posición de la persona cada 2-3 horas para evitar lesiones en la piel y mejorar la circulación.
La cuidadora ha de conocer cada caso particular y disponer de conocimientos de higiene postural y movilizaciones para garantizar el movimiento y traslado de la persona con dependencia.
Mantener la autonomía de la persona que se cuida
Por lo general, las personas en situación de dependencia necesitan apoyos en la higiene, alimentación y movilidad. Fomentar la autonomía debería ser una prioridad a la hora de enfocar la atención al paciente. Es fundamental que, mientras la situación lo permita, realicen las tareas por ellos mismos, aunque sean acciones aparentemente muy sencillas, como ponerse el pantalón o lavarse parte del cuerpo.
Otra práctica muy recomendable es implementar productos y entornos que puedan utilizarse por la mayor cantidad de personas posible sin necesidad de adaptaciones especiales.
Cuidar al cuidador: conocer las posiciones que debemos tener
En este tipo de casos en los que se requiere realizar fuerza, los cuidadores pueden adoptar una serie de prácticas que pueden llegar a minimizar el riesgo de sufrir lesiones a la larga.
Si se pretende levantar a una persona mayor, es necesario lograr equilibrio y estabilidad. Para ello, es conveniente separar los pies unos 30 centímetros y apoyar toda su base. En ningún caso se recomienda estar de puntillas.
Por otro lado, con el objetivo de no hacerse daño en la espalda y en las articulaciones de las rodillas, hay que flexionar las piernas. Así se reparte mejor el peso y se reduce el esfuerzo de la espalda.
Será necesario intentar mantener la espalda recta cuando se levante a la persona, al flexionar las piernas será más fácil. Con la espalda recta se evitan lesiones y se mantiene mejor el equilibrio.
Mantener la musculatura contraída mientras levantas a la persona, sobre todo la de glúteos y abdominales, hará la tarea más fácil. Esto también permite estar más preparados ante cualquier alerta, tener mayor capacidad de reacción y repartir mejor el peso.
En el momento del levantamiento, hay que servirse de los músculos más grandes como muslos, espalda y glúteos para repartir equilibradamente el peso.
Además, es necesario agarrar con firmeza, con toda la superficie de la mano, para evitar que la persona que se atiende se resbale y proceder a levantarla de manera fluida, sin movimientos bruscos.
Implementar estos consejos prácticos contribuirá a mejorar la calidad de vida de las personas con movilidad reducida y facilitará la labor de los cuidadores, creando un entorno más seguro y accesible para todos.