La gestión emocional en personas mayores es uno de los aspectos más importantes de una atención personalizada y correcta.
Comentamos sus características y cómo influye en la mejora de la calidad de vida.
¿Qué es la gestión emocional en ancianos?
Se entiende por gestión emocional en ancianos todas las prácticas que se realizan para favorecer su adaptación a su situación personal. El paso de los años provoca que tengamos que soportar la muerte de familiares o de nuestra pareja, la pérdida de autonomía y el enfrentarnos a ciertas consecuencias derivadas de nuestro estado de salud.
Lo anterior provoca que no logremos entender bien qué sucede, cuál es nuestro papel en la vida o cómo afrontar cada día sin dejarnos vencer por el pesimismo. Así, el estudio que debe realizar cada profesional que realice un curso de atención y apoyo psicosocial a personas mayores debe ser personalizado y tener como base la experiencia vital de cada persona.
¿Cuáles son las características de las propuestas de gestión emocional en mayores?
La gestión emocional en mayores se basa, principalmente, en dotar de herramientas útiles al mayor para enfrentarse a lo que puede ser visto como un obstáculo. Lo habitual es que esta disciplina se base en los siguientes puntos.
El control de las emociones
Indicábamos anteriormente que es imprescindible entrevistar al paciente para que nos cuente todo lo que quiera sobre su vida. Es durante su relato cuando apreciarás cómo van surgiendo sentimientos como el arrepentimiento, la culpa, la pena, el resentimiento o la ira por no poder volver a ser lo que fue.
Vivir cada día con estas sensaciones es sinónimo de empobrecer el estado de salud y de un grave desgaste emocional. Por lo tanto, hay que centrarse en ayudar a entender el pasado desde un punto de vista más optimista.
Eliminar la sensación de culpa por lo que no se hizo, la tristeza que provoca el duelo por una pérdida o evitar enfadarse por no tener la opción de realizar actividades concretas, son algunos de los múltiples objetivos del profesional encargado de estas cuestiones.
Evitar la enfermedad psiquiátrica
Las personas de la tercera edad pueden dos tipos de trastornos mentales principalmente. El primero es la depresión, que puede ser consecuencia de la muerte de la pareja o de los familiares, o de la progresiva pérdida de interés por seguir viviendo. La segunda es la ansiedad, y tiene su origen en la dificultad de adaptación a los impedimentos físicos propios de la edad y la enfermedad.
En ambos casos, se debe detectar el patrón de comportamiento y corregirlo para evitar que se convierta en una dolencia psiquiátrica de mayor gravedad.
Una terapia a medida de cada persona
La meta que debe alcanzarse es siempre la misma: mejorar la calidad de vida del mayor. Los sentimientos anteriores y la situación de cada persona serán la base para comenzar a trabajar. Debemos emplear técnicas preventivas que ayuden a dejar atrás el pasado y otras complementarias que mantengan la mente del anciano activa en todo momento.
Convertir la vejez en una etapa perfecta para aprender algo nuevo o desarrollar una afición es muy importante.
De este modo, la gestión emocional de personas mayores es no ya una disciplina complementaria, sino también el eje sobre el que basar cualquier tipo de terapia. Convertirte en quien ayude a estas personas es siempre recomendable y satisfactorio. Lograrás ser el máximo apoyo de quien quiere convertir la parte final de su vida en una experiencia más placentera.
Resumen de las claves para llevar a cabo una gestión emocional en personas mayores
En resumen, la gestión emocional en personas mayores es un aspecto fundamental para mejorar su calidad de vida. A través de un enfoque personalizado, que toma en cuenta la experiencia vital de cada persona, se busca dotar al anciano de herramientas emocionales que le permitan enfrentar los desafíos de la vejez, como la pérdida de seres queridos, la disminución de la autonomía y las limitaciones físicas.
Controlar las emociones negativas, prevenir trastornos como la depresión y la ansiedad, y ofrecer una terapia ajustada a sus necesidades son pilares clave para evitar el desgaste emocional y fomentar una actitud más optimista y activa.
En definitiva, convertir la vejez en una etapa para el aprendizaje y el disfrute es posible con una adecuada gestión emocional, lo que no solo enriquece su bienestar, sino que también ofrece al profesional de apoyo psicosocial una experiencia gratificante al acompañarles en este proceso.